Prometí que me había
despedido de usted
Pero hay unos versos
pendientes
Versos que estaban en el
alma y solo requería plasmarlos en papel
Y he aquí dos versos de
aquellos pendientes entre mis dedos
Por cierto, muy oportuna la
expresión…
Resulta que conocí una
cascada de intensas corrientes
Mi querido señor C, si así
te recordaré… no tan querido
Pero serás el señor C, ese
con el que caminé unos valles de sorpresas
Ese con el que los antojos
de mis impulsos cobraban vida y hasta muerte
Mi querido señor C, me
pregunto si recordarás esa historia de aquella mañana
Esa que un antojo te
acompañó a la mitad de tu destino
Y la compañía se quedó solo
con las pocas telas que permitieron el desglose de su picardía
Y la orilla era lo prudente
para vivir aquel evento que marcaría tu mañana
No sé si lo recordarás o
será un detalle finito entre tus neuronas
Pero ella ella fue mujer en
todo su esplendor
Despojándose de sus saberes
y hasta de su apellido simplemente fue mujer
Ella te marcó esa mañana y
esa noche conoció las cascadas intentas
Con color variopinto y
textura sublime
Y este rio abrió sus fuentes
por última vez
Pues el mar donde desemboca
se ha mudado a otro norte
Y usted señor C, estuvo en
sus huesos aunque no en su piel
Estuvo en sus sienes aunque
no en sus manos
Estuvo señor C y está quizá
en marte o en júpiter pero espero que donde esté
Encuentre una mortal más
explosiva en sus andares
Más creativa en sus versos
Más emotiva en sus antojos
Quedarán dos versos
pendientes como los pendientes sempiternos
Hola mi querido señor C
#TM 20.10.23
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