Dos tormentas se encontraron en las andanzas de un desierto en primavera.
Dos volcanes a punto de erupción, chocaron de frente y sus lavas no sabían el camino correcto para fluir en paz y al mismo tiempo convergir entre lo tórrido de sus fuegos.
Dos pericos con cantos sublimes, escucharon su voz y no supieron descifrar el misterio del sonido que los hacia a ambos especiales.
A él; a él le parecían tontas las flores de su jardín.
A ella: a ella le costaba entender su doctrina.
A él; a él le gustaban los saberes.
A ella: a ella le placía aprender
A él; a él se le olvidó un dogma.
A ella: a ella se le olvidó obviar
Y en sus mares no tuvieron el chance de darse cuenta que ambos podían pintar con colores de emociones sonrientes, un rinconcito de sus vidas, la cual fue la causante de hacer cruzar sus líneas, aún cuando el lápiz no tenía tinta, aún cuando el cuaderno no estaba en blanco.
Y a él; a él le faltó lo que le sobraba a ella en sus intenciones: cojo..s Valentía. #V 10/2/20
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