No quiero una
historia rota
No quiero un
amor en contraste
No quiero una
pesquisa sin visión; no quiero un punto y aparte cada vez que voy en seguido...
Quiero un amor
sin contra luz, un amor a luna llena, un amor sin tristezas ni a oscuras, un
amor entero y que un poquito llene todo el universo.
Quiero un amor
en su mirada, un amor sin maquillaje, un amor sin composturas, pero con mucha
actitud, quiero de ese amor que escriben los artistas, de ese amor que pintan
los creativos, de ese amor que viven los genuinos...
Y sí; si creo
que ese amor existe, aún no sé dónde está, pero sé que en algún lugar del
finito planeta habita ese ser que fue creado con la misma intensidad de mis
versos y con la absoluta calma de mis reposos.
Quiero ese amor
de literatura, de ese amor de travesuras, de ese amor de realidades, de ese
amor de sueños y utopías.
Un amor que
bese mi infinito, que me haga sonreír, en fin; quiero un amor donde esté
prohibido llorar, un amor que no me haga sufrir y que su destino sea un viaje
eterno de paz y creatividad.
Porque todo lo
contrario no es amor, solo es un tiempo compartido para drenar necesidades
humanas, para completar el ciclo, pero ausentes de afecto.
Y ese amor no
está lejos, y sí lo dudas observa la sonrisa de un niño, o escucha el sonido
del mar y te darás cuenta de que ese amor grita a voces que quiere ser vivido y
sacado del plástico de los estereotipos con sinónimos antónimos de amor.
En conclusión:
sí respiro amor, tengo el derecho de vivirlo.
Poema escrito en el 2019.
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